La reactividad canina es un término que describe la respuesta exagerada o desproporcionada de un perro ante ciertos estímulos, como otros perros, personas, bicicletas o vehículos. Esta conducta puede manifestarse a través de ladridos, gruñidos, ladridos excesivos, o incluso intentos de agresión. Comprender esta conducta es esencial para promover una convivencia segura y armoniosa tanto para el perro como para su familia humana.

¿Qué es un perro reactivo?


Un perro reactivo es aquel que, ante ciertos estímulos, muestra una reacción exagerada, ansiosa o agresiva. Esta reacción puede deberse a una combinación de factores genéticos, ambientales y de socialización. Es importante destacar que la reactividad no es un rasgo permanente ni un signo de mal comportamiento; más bien, es una señal de que el perro se siente incómodo o inseguro en determinadas situaciones.

Pautas para Familias de Perros Reactivos


Lo primero que queremos aconsejarte es que si no sabes cómo lidiar con esta situación o se está volviendo insostenible acudas a un profesional en comportamiento y conducta canina. Es importante empezar a tratar este problema cuánto antes:

1. Educación y comprensión: Es fundamental educarse sobre el comportamiento canino y buscar la ayuda de profesionales, como entrenadores de perros o etólogos, para comprender mejor las necesidades y desafíos específicos de un perro reactivo.

2. Entrenamiento positivo: Utilizar técnicas de entrenamiento basadas en recompensas y refuerzos positivos ayuda a construir la confianza del perro y a modificar su respuesta emocional ante los estímulos desencadenantes.

3. Evitar situaciones estresantes: Identificar los desencadenantes de la reactividad y evitarlos en la medida de lo posible puede reducir la ansiedad del perro y prevenir posibles incidentes.

4. Crear un entorno seguro: Proporcionar al perro un entorno tranquilo y predecible, con suficiente ejercicio, estimulación mental y descanso, contribuye a su bienestar emocional y a la gestión de su reactividad.

5. Cariño y paciencia: La rehabilitación de un perro reactivo puede llevar tiempo y requiere paciencia, consistencia y dedicación por parte de la familia. Celebrar los pequeños avances y mantener expectativas realistas son clave para el progreso.

Implicaciones Emocionales para el Perro y su Familia

A veces en nuestro amor desmedido por los animales tendemos a olvidar e incluso culpabilizar a la familia humana cuando observamos un comportamiento inadecuado en un perro. Pero recordemos que, todos están sufriendo en ese entorno y merecen nuestra empatía y entendimiento.

Para el perro, la reactividad puede generar estrés, ansiedad y miedo, lo que afecta su calidad de vida y su relación con los humanos. Para la familia, lidiar con la reactividad puede ser desafiante emocionalmente, generando preocupación, frustración y aislamiento social. Sin embargo, con el apoyo adecuado y las estrategias apropiadas, es posible manejar y mejorar la situación.

¿Cómo actuar ante un Perro Reactivo por la calle?

Si te encuentras con un perro reactivo mientras paseas a tu propio perro, es importante mantener la calma y seguir estas pautas:

1. Mantén la distancia: Si es posible, evita acercarte al perro reactivo y da un amplio margen de distancia para prevenir cualquier conflicto.

2. No provoques ni confrontes: Evita hacer movimientos bruscos, miradas fijas o gestos amenazantes que puedan desencadenar una reacción agresiva en el perro reactivo.

3. Controla a tu propio perro: Mantén a tu perro bajo control con correa y utiliza comandos de obediencia básicos para distraerlo y mantener su atención lejos del perro reactivo. No dejes que tú perro se quede mirando fijamente al otro perro.

La reactividad canina

La reactividad canina es un desafío común pero manejable que requiere comprensión, paciencia y compromiso por parte de las familias de perros reactivos. Con el enfoque adecuado y el apoyo necesario, es posible mejorar la calidad de vida del perro y promover una convivencia armoniosa para todos los involucrados.